Los 10 datos más perturbadores del océano

Por: Valeria Bocanegra

El océano cubre más del 70% de la superficie de la Tierra, es esencial para la vida… y también esconde algunos de los secretos más escalofriantes del planeta. Aunque solemos imaginarnos el mar como un lugar de belleza, olas y vacaciones, la realidad es que debajo de la superficie se esconde un mundo misterioso, hostil y, en muchos sentidos, aterrados. Aquí les comparto 10 datos que los harán pensar dos veces antes de mirar al mar igual que siempre.

1. Solo conocemos entre el 5% y 10% del océano

Sí, hemos llegado a la Luna, enviado sondas a Marte y mapeado casi toda la Tierra… pero la mayor parte del fondo marino sigue siendo un completo misterio. Literalmente sabemos más del espacio que de las profundidades oceánicas. ¿Qué hay ahí abajo? No lo sabemos (y quizás no queramos saberlo).

2. Existen zonas del océano donde no llega la luz jamás

A partir de los 1,000 metros de profundidad, la oscuridad es total. Allí, la presión es aplastante, el frío es extremo y las criaturas han evolucionado para vivir en la completa penumbra, muchas con bioluminiscencia o formas de vida muy ajenas a lo que conocemos. Es un verdadero ecosistema alienígena… En nuestro propio planeta.

3. Hay criaturas que se alimentan de huesos humanos y animales

En las profundidades, cuando un cuerpo (como el de una ballena) cae al fondo marino, aparece un ecosistema temporal llamado “caído de ballena”. Allí viven organismos como el Osedax, un gusano que se alimenta exclusivamente de huesos, incluidos los de humanos cuando se han recuperado restos hundidos.

4. En el océano hay “ríos y lagos” submarinos con agua más salada o densa

Aunque suene absurdo, existen formaciones submarinas donde el agua es tan salada y pesada que fluye como un río dentro del mar. Estos “lagos” pueden contener gases tóxicos como metano o sulfuro de hidrógeno. Y sí, un pez que caiga en uno de estos “ríos”, puede morir al instante.

5. El punto más profundo de la tierra está en el océano y puede tragarse el Monte Everest

La Fosa de las Marianas, en el pacífico, tiene una profundidad de más de 11 mil metros. Si metieras el Everest dentro, aún sobrarían 2 km de agua sobre cima. Solo un puñado de personas ha descendido hasta allí y lo que se ha encontrado es extraño, silencioso y brutalmente solitario.

6. El sonido más fuerte jamás registrado no fue una bomba… fue un “bloob” submarino

En 1997, micrófonos de la NOAA captaron un sonido ultrapotente en el Pacífico Sur. Lo llamaron The Bloop. Lo más perturbador: era orgánico, pero ningún animal conocido podría haberlo emitido. La teoría oficial dice que fue un iceberg rompiéndose. Otros creen que no tenemos idea de qué fue… y que eso es aún más inquietante.

7. Se calcula que hay entre 20 y 40 millones de toneladas de cadáveres humanos en el mar

Desde naufragios, guerras, desapariciones y migraciones forzadas, millones de personas han muerto en el mar a lo largo de la historia. La mayoría de esos cuerpos nunca fueron recuperados. Están allí abajo, desintegrados o formando parte del ecosistema marino. El mar guarda secretos humanos.

8. Algunas especies marinas son prácticamente inmortales

La Turritopsis dohrnii, conocida como la “medusa inmortal”, puede revertir su envejecimiento y comenzar su ciclo de vida desde cero. En condiciones ideales, puede vivir indefinidamente. El océano no solo guarda muerte, también guarda vidas que desafían el tiempo.

9. Hay volcanes y terremotos activos en el fondo del mar

Los océanos no son tranquilos en el fondo. De hecho, más del 75% de la actividad volcánica de la Tierra ocurre bajo el mar. Hay volcanes que entran en erupción sin que lo sepamos y provocan tsunamis devastadores. Bajo la superficie, la Tierra sigue rugiendo… sólo que no la escuchamos.

10. El océano está lleno de microplásticos… y también nosotros

Además de sus misterios naturales, el océano también refleja lo peor del ser humano. Cada año se vierten más de 8 millones de toneladas de plástico, que se fragmentan en partículas invisibles. Estas terminan en los peces, en la sal y, finalmente, en nuestros cuerpos. Recientemente estudios han encontrado micro plásticos en nuestra sangre.